miércoles, 15 de septiembre de 2010

Lección 2 - El arból y sus frutos


Claudia y Fernanda tenían 10 años. Ellas eran primas y estudiaban en la misma clase. Las dos siempre estaban juntas y les gustaba frecuentar a la EBI. Pero, no aprendían nada… ¿Saben por qué? Porque ellas se quedaban charlando el tiempo todo. Aquel mal comportamiento dificultaba toda la clase, pues era difícil de entender lo que estaba siendo enseñado. .

Mismo actuando de esta manera, las primas creían que estaban agradando a Dios. Ellas llevaban la Biblia para la salita, en el momento de la oración, oraban alto solo para llamar la atención de los niños. Cuando la tía hacia preguntitas sobre la historia de la semana. Claudia y Fernanda querían siempre ser las primeras a responder, pues decían a todo el mundo que eran las más inteligentes de la clase. ¿Pero saben lo que paso? Ellas respondían todo equivocado..

En la escuela, las dos primas también se comportaban muy mal. Ellas eran las peores alumnas de la clase y, todos los días, Claudia y Fernanda se peleaban con las otras niñas y desobedecían a las profesoras. Por causa de eso, fueron advertidas muchas veces. Cierta vez las dos hicieron tanto lio que fueron suspendidas por tres días. ¡Qué cosa fea! ¿Cómo es posible que dos niñas que conocen la Palabra de Dios actúen de esta manera?.

En aquel día, las niñas fueron a la EBI y permanecieron quietas y tristes durante toda la clase. Por la primera vez, Claudia y Fernanda escucharon la historia sin hacer lio. Cuando terminó la clase, la tía les preguntó a ellas porque estaban tan tristes y Claudia le contó todo lo que había ocurrido. Cuando terminó de contarle, las dos empezaron llorar. Entonces la tía observó a las dos y les dijo: No se pongan tristes, pues, si quieren, todo puede ser diferente. Imaginen que yo tenga en el patio trasero de mi casa muchos árboles, algunos buenos y otros malos. En el árbol bueno, cosecharé frutos buenos y, en el árbol malo, cosecharé frutos que no me servirán para nada.

Ustedes solo necesitan ser iguales a los arboles buenos y empezar a dar buenos frutos, o sea, ser obedientes, prestar atención a lo que es enseñado, parar de insultar a los amiguitos… Ahí sí ustedes no pasarán más por eso. Después de aquel día, las niñas decidieron que no tendrían más ningún comportamiento que desagrade a Dios y que serian niñas obedientes..

Entonces niños, si ustedes se han comportado como las niñas de la historia de hoy, sepan que de esa manera no estarás agradando a Dios. Claudia y Fernanda se perjudicaron por ser desobedientes. Solamente cuando la persona entrega la vida a Jesús, con sinceridad de corazón, las actitudes empiezan a cambiar, pues ella deja de ser un árbol malo y pasa a ser un árbol que dará buenos frutos, o sea, será obediente, amable, amorosa y cuidadosa.

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