lunes, 8 de noviembre de 2010

Lección 1 - Los dos caminos


Victoria era una niña que le gustaba conversar con sus amigas de la escuela. Ella tenía 10 años y era muy obediente. Victoria siempre observaba el comportamiento de las otras niñas. Cierta vez la niña volvió de la escuela muy calladita y pensativa. La señora Marcia, su mamá, dándose cuenta que la hija estaba diferente, le preguntó lo que había ocurrido y porque ella estaba de aquella forma. Entonces Victoria le respondió haciendo una pregunta:
- ¿Mamá por qué nosotros que servimos a Dios debemos ser obedientes a los enseñamientos de la Biblia?
Mientras yo me separo de las cosas equivocadas, mis amigas hacen todo lo que quieren. Por ejemplo, ellas no obedecen a nadie, mienten, se pelean en la escuela y hacen mucho lio, y no les pasa nada. ¿Por qué yo tengo que separarme de todo eso?
- Hija mía, Jesús vivió en este mundo y siempre hizo cosas correctas. Él ayudaba a los necesitados, hacía el bien, curaba, libertaba y atendía a todos que Lo buscaban. En una de estas veces. Jesús dijo a la multitud que Lo siguieran que todos deberían tomar una decisión y escoger entre el bien y el mal, y para eso dio el ejemplo de los dos caminos: uno ancho y otro estrecho. Jesús explicó que la puerta estrecha y el camino apretado son lo que nos llevan a la vida eterna, y ni todas las personas consiguen caminar por este camino. Jesús dejo bien claro que no es fácil seguirlo y obedecer a Sus enseñamientos. Él también dijo que la ancha es la puerta espaciosa el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que entran por ella. Las personas que no aman a Jesús y no obedecen a Su Palabra siempre escogen la puerta ancha y aparentemente continúan muy bien, pero la verdad están perdiendo el mayor tesoro que alguien puede tener: la vida eterna con Jesús, el derecho de vivir con Él en el cielo. ¿Entendiste, hija mía? Debemos esforzarnos y prepararnos para poder un día vivir en el cielo con nuestro Señor Jesús.
Saben niños, el camino estrecho nos obliga a siempre hacer lo correcto delante de Dios. El resultado de nuestra obediencia es una vida llena de alegría y paz. Pero, el camino ancho es fácil y parece ser mejor, pero él no nos lleva a Dios, pero si una vida de sufrimiento y tristeza. Ahora nosotros ya sabemos que el mejor camino es Jesús, por eso vamos a estar siempre con Él.

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