lunes, 14 de marzo de 2011

Unidad 2 - El humilde pedido de Salomón

En la semana pasada, nosotros contamos como Salomón fue escogido para reinar en el lugar de David. Después de orientar a su hijo, David murió y Salomón reinó Israel en su lugar. Él amaba mucho a Dios y siempre se preocupaba en seguir y obedecer todo lo que su padre le había enseñado. Cierto día, Salomón fue hasta Gabaón, en un lugar bien alto, y allí ofreció mil ofertas para Dios, demostrando su amor a Él. Saben niños, aquella actitud de Salomón agradó mucho a Dios, y durante la noche, mientras dormía, Dios se apareció a él y le dijo:
- “Pídeme lo que quieras, que Yo te lo daré”.
Qué maravilla. ¿Ustedes se imaginan tener la oportunidad de pedir a Dios lo que quieran? Salomón no podía desperdiciar aquella grande oportunidad.
Por eso, él paro, pensó, y con toda humildad dijo a Dios:
- “El Señor tuvo mucho afecto y cariño con mi padre David, porque él fue fiel, justo y de corazón limpio delante del Señor. Tú Señor has mantenido este afecto con él dándole un hijo para que se sentase en su trono. Ahora, o Señor, mi Dios, que me hizo reinar en el lugar de mi padre David, no paso de un niño, y no sé cómo conducirme. Dé a tu siervo un corazón comprensivo para juzgar a Tu pueblo, y prudentemente distinguir entre el bien y el mal”.
Salomón sabia que necesitaba de la dirección y orientación de Dios para tener el éxito en su reinado. Él más una vez no se olvido de lo que su padre le había enseñado. El pedido de Salomón mostró a Dios que su objetivo era gobernar el pueblo con sabiduría y justicia.
Qué lindo no es cierto. La mayor preocupación de Salomón no fue con él y si con el pueblo. Él podría haber aprovechado aquella oportunidad y haber pedido un montón de cosas para Dios. Pero él no fue egoísta.
Cuantas veces nos preocupamos apenas con nosotros mismos, y no olvidamos de aquellos que están a nuestro alrededor. Hay veces que tenemos un vecino, amiguito en la escuela, una profesora, etc. Necesitando de ayuda de Dios, y ni paramos para hablar de Jesús a ellos, ni de acordarnos de orar por ellos, pidiendo a Dios que trasforme sus vidas. Debemos seguir el ejemplo de Salomón y pasar a pedir a Dios por lo menos que los que estén sufriendo al nuestro alrededor.
La actitud de Salomón agradó tanto a Dios que Él le dijo:
- “Ya que tú me has pedido entendimiento para discernir lo que es justo, en vez de riquezas, yo te daré un corazón sabio e inteligente como nunca alguien tendrá, y te daré también muchas riquezas de tal manera que ningún otro rey tendrá, y si tu andares por Mis caminos como ando David, Yo prolongaré tus días de vida.”
El pedido humilde de Salomón hizo con que reciba hasta lo que no pidió. Salomón fue muy responsable con la misión que Dios le dio. Se quedó tan preocupado con su responsabilidad, que pidió a Dios la sabiduría para reinar.
¿Tú te has preocupado más en pedir a Dios por ti o también te has acordado de pedir por los familiares y amiguitos? Si no, piensen en aquellos que necesitan de Jesús y también por aquellos, y Dios le dará todo lo que tú necesites.

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