domingo, 21 de agosto de 2011

Unidad 3: Confesando los errores



HABÍA UNA vez un hombre que se llamaba Manoa, que no tenía hijos porque su mujer era estéril. Pero un día algo muy bueno ocurrió, pues un Ángel de Dios apareció para la mujer de Manoa y le dijo que ella tendría un bebé que, antes de nascer, seria consagrado a Dios. Él nunca debería cortar su cabello, pues sería un nazareo, o sea, viviría para servir a Dios y defender a su pueblo. Y así ocurrió, el niño nació y recibió el nombre de Sansón.Por ser muy fuerte, Sansón siempre vencía las batallas, derrotaba a los enemigos, y vencía solito un numeroso ejército. Un día él derrotó hasta un león. Si eso mismo, el león apareció al frente de Sansón y cuando iba a atacar, Sansón lo mató. Qué fuerza tenía Sansón, ¿verdad? Él sabía que era un escogido por Dios y por eso su padre le había enseñado que no debería conocer ninguna joven que adorase a otros dioses.¿Pero saben qué ocurrió? (Espere la participación). Sansón terminó gustando de Dalila, una joven filistea. Los filisteos supieron que Sansón le gustaba Dalila y dieron mucho dinero para ella descubriese el secreto de la fuerza de Sansón; Ella hizo de todo para engañar Sansón y por tres veces él le dio pistas falsas a Dalila. Pero la filistea no se rindió hasta que Sansón le contó su gran secreto diciendo:- ¡Nunca corte los cabellos! Desde cuando nascí fui consagrado a Dios. Perderé mi fuerza si mi cabello es cortadoAmiguitos, Sansón nunca debería haber hecho eso, pues en el momento que él le contó el secreto, él rompió su voto con Dios. Cuando Sansón fue preso y llevando como esclavo. Colocaron a Sansón preso en las columnas de un templo, adonde adoraban a un falso dios, y los filisteos se reunían para ver Sansón. Ellos se reían y se burlaban de Sansón que, ciego y sin fuerzas, nada podía hacer. Pero Sansón se arrepintió de haber roto su voto y oro a Dios, pidiendo una oportunidad más de vencer a los enemigos. Dios lo perdonó y envió el Espíritu de fuerza que, por la última vez, llenó a Sansón que derribó las columnas del templo, destruyendo a los enemigos.CONCLUSIÓN Amiguitos, en el libro de Salmos está escrito que: "Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. (...) y tú perdonaste...". (Salmos 32.5)Sansón reconoció que estaba equivocado y confesó a Dios y el Señor le perdonó, dándole otra oportunidad. Si tú has sido desobediente a tus padres, si has mentido, dicho palabras que desagradan a Dios, entonces pide perdón a Él y deja de hacer las cosas equivocadas para que el Espíritu Santo pueda venir sobre tu vida.











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