lunes, 16 de agosto de 2010

LA PARÁBOLA DEL EMPLEADO MALO

En una de sus historias, Jesús comparó el reino de Dios a un rey que emprestaba dinero, y en un día resolvió cobrar todos los que le debían. Cuando vio la lista de los deudores, él observó que uno de sus siervos le debía diez mil monedas de plata. Entonces el rey mandó llamar el siervo y le dijo: ―Págame lo que me debes‖. Pero el pobre hombre no tenía como pagar la deuda. Entonces el rey dijo: ―Vende la familia de él como esclavos y así conseguiré el dinero que me debe‖. El siervo, desesperado, doblo las rodillas y se humilló implorando misericordia al rey. Él se quedó muy conmovido con aquel pedido y perdonó el hombre.
El empleado agradeció y salió todo feliz de la presencia del rey. Algunos minutos después, el encontró uno de sus amigos que le debía cien monedas de plata. Cien monedas de plata son muy pocas que diez mil monedas…
¿No es verdad? (muestre las bolistas de monedas y la diferencia de cuantidad). Pero al ver al compañero, el hombre lo agarró por el cuello y empezó a sacudirlo y lo mandó a la prisión y dijo que él se quedaría allá hasta que él pagase la deuda. Saben lo qué pasó? Avisaron al rey lo que había hecho y el rey se quedó muy triste con la actitud de aquel hombre y, también lo mandó a prisión por haber sido malo, pues así como él había perdonado, debería también perdonar al amigo.
Conclución
Debemos ser amables y perdonar aquellos que nos hacen algún mal y, en vez de darle el vuelto, debemos orar por ellos. El empleado se quedó feliz cuando tuvo su deuda perdonada, pero no quiso perdonar aquel que le debía. Con esta historia, Jesús nos enseña que debemos tratar las personas de la misma manera como queremos que nos traten. ¿Ustedes entendieron, pequeñitos? ¡Muy bien!

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