martes, 7 de diciembre de 2010

Unidad 1 - Bienaventurados los que lloran

Frecuenteba a la EBI de una cierta ciudad, una niña que confiaba mucho en Dios. Ella se llamaba Lorena y siempre hacia sus oraciones con mucha fe. Lore, como era conocida, vivía con sus padres hermana y hermano, tenía muchas amigas y era muy querida en la escuela, pues siempre ayudaba a las personas. Ella estudiaba por la mañana y a la noche iba para la iglesia con su madre.
Lorena aprovechaba el tiempo que pasaba en la EBI y lo llevaba muy a serio el momento de la oración… ¿Saben por qué? (Esperen la participación de la clase). Porque sabía que la oración era la oportunidad que tenia de conversar con Dios.
Lorena aparentaba ser una niña muy feliz, pues vivía jugando y sonriendo. Pero todas las veces que oraba, ella lloraba mucho. Era aquel lloro, mismo siendo bajito, llamaba la atención de la educadora. Cuando terminaba la oración, ni parecía que Lorena había llorado tanto y que estaba triste.
Después de algunas oraciones, la educadora, dándose cuenta que Lorena estaba llorando de nuevo, la llamó y le dijo: ¿Lorena, por qué siempre llorar en las oraciones? ¿Existe alguna cosa que te está entristeciendo?
Entonces ella le respondió: En todas las oraciones me acuerdo de mi hermano. Él se llama José y tiene 14 años.
– ¿Pero por qué lloras cuando te acuerdas de él? Le pregunto la educadora.
– Porque él es muy rebelde, vive andando con las malas compañías y a poco tiempo mi papá descubrió que anda haciendo muchas cosas equivocadas. Por causa de eso, siempre hay peleas en casa.
Escuchando aquellas palabras, la educadora se acordó de una pasaje bíblica y le dijo: Cierta vez, Jesús estaba con muchísimas personas que lo rodeaban, entonces Él le enseñó que felices son aquellos que lloran, porque serán consolados por Dios. Con estas palabras. Jesús quiso enseñar que Dios ve los problemas que hacen Sus Hijos lloraren, y aquellos que lloran a los pies de Jesús con consolados por Él, por eso son felices.
Lorena se puso muy contenta al oír lo que dijo la educadora y dijo: Yo creo que Dios también me va a responder. A partir de aquel día, Lorena pasó a confiar mucho en Dios y, todas las veces que oraba, determinaba el milagro que iría suceder en la vida de su hermano.
¿Y ustedes quieren saber lo que ocurrió? (Espere la respuesta de ellos). Algunos meses después, José el hermano de Lorena, entregó su vida a Jesús y dejo de hacer las cosas equivocadas. La familia de Lorena pasó a tener paz y alegría en casa.

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