martes, 30 de noviembre de 2010

La parábola de los malos labradores


Cuando Jesús estuvo en este mundo, Él enseñó a las personas de una manera muy especial: Él enseñaba a través de parábolas. En un cierto día, Jesús contó la parábola de los malos labradores. Esta parábola habla sobre un hombre que tenía un viñedo. ¿Saben lo qué es un viñedo? Viñedo es un lugar adonde se planta uvas.
El hombre plantó sus uvas y tubo el cuidado de colocar en vuelta de las uvas un cerco, pues así nadie destruiría su plantación. Él hizo un tanque para pisar las uvas y producir vino, y también construyó una torre para vigilar, adonde algunos siervos se quedarían para vigilar aquella plantación. Cuando todo se quedó listo, el dueño del viñedo resolvió viajar, pero dejó algunos labradores cuidando de todo. En la época de la cosecha de las uvas, él dijo a algunos empleados: vayan hasta el viñedo para recibir la parte que le toca.
Cuando llegaron en el viñedo… ¿Saben lo qué ocurrió? Los empleados fueron muy mal tratados por los labradores. Ellos fueron apedreados y se machucaron mucho. Al saber de todo lo que había ocurrido, el hombre mandó que un número mayor de empleados volviese hasta la plantación, y los labradores hicieron lo mismo con ellos.
Pensando que resolvería el problema, el dueño del viñedo envió a su propio hijo, pues imaginaba que los labradores lo respectarían. Pero, al saber que se trataba del hijo del dueño, resolvieron hacer peor do lo que habían hecho con los empleados. A través de esta parábola, Jesús nos mostró que así como estos malos labradores, muchas personas han rechazado a Él. Esta historia, del dueño del viñedo representa a Dios y su hijo representa Jesús. Los siervos de Dios son representados por los empleados. Y los labradores malos… ¿Quiénes son? Son todas aquellas personas que no aceptan a Jesús como su Señor y no hacen la voluntad de Dios.
Dios siempre envía a Sus siervos para hablar de Su Palabra. El dueño del viñedo envió sus empleados hasta los labradores y ellos no los recibieron ni a ellos u ni a su proprio hijo. De la misma manera muchos no quieren obedecer a los enseñamientos que Dios nos da en Su Palabra.
Jesús desea vivir en nuestros corazones, pero para eso es necesario aceptarlo en nuestra vida.
No debemos actuar como los labradores malvados que maltrataron al hijo del dueño. Sabían que Jesús se pone muy triste cuando somos desobedientes, mentirosos y hacemos cosas equivocadas que Lo desagrada.

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