miércoles, 4 de mayo de 2011

Unidad 5 - El niño que se burlaba de los demás


Había un niño que se llamaba Lucas. Él hacía mucho lio en la escuela y, por eso, siempre era llevado hasta la secretaria para conversar con la directora. Los padres de Lucas trabajaban mucho y, por causa de eso, no tenían mucho tiempo para él. El niño vivía enojado, chinchudo, era agresivo, desobediente, casi siempre estaba triste y no le gustaba sonreír. Lucas no entendía que sus padres estaban trabajando mucho porque querían comprar otras cosas.
Estudiaba con Lucas un niño amable y muy querido por todos, que se llamaba Hugo. Cierto día, Lucas llego a la escuela tan chinchudo que comenzó a burlarse de Hugo. El niño se puso triste y se fue para su casa llorando. En casa, el padre de Hugo le preguntó lo que había ocurrido y él le explicó todo a él.
En el otro día la profesora de los niños entregó unos resultados de las pruebas. Lucas sacó la nota más baja de la clase y Hugo se quedó con la mejor nota, pues había respondido todas las preguntas correctamente.
Entonces Hugo fue para su casa muy contento, y luego le contó a su padre la novedad:
- Padre, respondí todas las preguntas de la prueba correctamente. Pero estoy más feliz porque Lucas se sacó la nota más baja.
El papá del niño, al escuchar aquello, luego le respondió:
- Hugo no debemos actuar así. Está escrito en la Palabra de Dios que no debemos alegrarnos cuando alguien, que no hizo mal, se perjudique, Al contrario, debemos orar por todas las personas, hasta aquellos que nos tratan mal. Explicó el papá de Hugo.
El niño entendió que no había actuado correctamente y, al otro día, resolvió invitar a Lucas para ir a la EBI. Hugo vio que el niño estaba triste y sabia que solo Jesús podría ayudarlo. Lucas fue a la iglesia con la mamá participó de la clase de la EBI al lado de Hugo.
A Lucas le gustó mucho oír la Palabra de Dios y resolvió que sería diferente a partir de aquel día. Jesús trasformo la vida de él, que pasó a respectar a las personas y a amarlas y obedecer a sus padres tratándolos con mucho cariño.
La Palabra de Dios nos enseña que no debemos alegrarnos con el sufrimiento de los demás y que debemos estar listos para ayudar a todos que necesiten, hasta mismo aquellos que no se agradan de nosotros.

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